Por

Randall Ray Arms, PAS

La profesora se cansa de señalar en qué asiento debe ir un alumno nuevo y después de la tercera vez que le indica, lo agarra por la oreja y lo lleva obligado a donde tiene que sentarse. La solución es efectiva en lograr el propósito, pero no establece una relación constructiva entre educadora y estudiante. Insistiendo más veces y con mejores y adicionales indicaciones se podría lograr que el estudiante llegase al asiento indicado. El enseñar lo deseado respetuosamente para establecer un cimiento positivo entre maestra y pupilo, serviría para un mejor aprendizaje en todas las instrucciones venideras.

De manera similar, es de nuestra conveniencia darnos cuenta que los caballos pueden ser nuestros socios en la disciplina que se espera de ellos, de manera que con múltiples ayudas se le solicita repetir lo ya aprendido. Desgraciadamente, la falta de conocimiento muchas veces nos conduce a obligar nuestros amigos equinos a llevar acabo movimientos deseados, pero no claramente comprendidos.

Reconozco que parte de la historia de la cultura huasa ha llegado aceptar este tipo de arreglo y conducción como normal. Toda ilustración de una metida de patas de huasos en una tienda turística evidencia que el concepto de usar la fuerza para obligar lo deseado con nuestros caballos, es considerado totalmente aceptable. Lo clásico, es que el jinete tira sus hombros para atrás y con el peso de su cuerpo afirma las riendas poniendo una presión tan fuerte en el bocado que el caballo abre la boca en muestra de dolor, mientras sofrena bruscamente alzando sus anteriores intentando aliviar dicha presión, mientras que el tren posterior busca el suelo, metiendo las patas debajo el cuerpo, por no tener otra alternativa.

Tengo que admitir que la rienda chilena ha mejorado mucho durante los más de 25 años que he estado observando su ejecución. Al ver mi primer rodeo todos los competidores ejecutaban los movimientos con manos pesadas, en los cuales sus caballos abrían sus bocas ampliamente y apuntalaban a los cielos con sus morros buscando un alivio que era imposible obtener. En las más de dos décadas que han transcurrido, hay una mayor cantidad de caballos que logran tener sus ollares más bajo que sus ojos. La apertura de boca es menos exagerada, o en algunos casos excepcionales incluso, se mantienen cerrada como debe ser ante una petición cortés. Pero si bien es una obligación menos tenue, las riendas tensas aun no ponen la iniciativa plenamente en un caballo que entiende la petición y la lleva a cabo voluntariamente con deseo de complacer su amo.

En observar las pruebas femeninas y masculinas de rienda aún se nota mucha muestra de rechazo al freno en cada ocasión que se le pide parar, como también en el volapié incluso en algunos casos cuando el caballo estaba en plena etapa de comenzar el avance al despejarse de la zona de volteo. Podría dar muchos ejemplos donde los caballos nos están indicando que hay lugar para mejoras, pero creo que comentar respecto la vuelta sobre parado sería lo más indicativo de cómo se puede mejorar en todos los movimientos.

La mayoría de los participantes efectúan este ejercicio de la Rienda Chilena tratando de impulsar el caballo con un exagerado giro del cuerpo para dirigirlo en sus vueltas, lo cual quita toda cadencia del movimiento donde se debe requerir que el caballo haga el trabajo y no el jinete. Para mí, eso indica que el caballo aún no entiende lo que se le está pidiendo hacer. Si lo supiera simplemente usarías la rienda indirecta en el cuello y girarías la cintura para mirar en la dirección del giro y el jinete se quedaría sin mover mientras el caballo hace los giros como le fueron enseñados.

La única necesidad de un movimiento adicional podría ser presionar la pierna externa (contraria a la dirección del giro) o el uso de la espuela tableada de ese mismo lado, para indicar que estás pidiendo más velocidad. Es algo sutil, no fácil captado por el público, mientras el caballo hace giros fluidos hasta que le quitas la rienda indirecta del cuello.

El usar la rienda directa alejando la mano lateralmente del lado donde se pretende ir, impide una buena funcionalidad porque los caballos tienden a poner contrapeso donde son tironeado por la fuerza. Ese concepto general en la equitación es parte de la razón que hay tanta resistencia en las metidas de patas cuando las riendas son usadas con fortaleza, en vez de una señal leve para que inicie un movimiento que debe ser conocido por el caballo.

Al usar la rienda indirecta para mover el caballo en la dirección contraria, estas pidiendo el caballo que gire desde su hombro del lado contrario a la dirección deseada, implementando un giro con el conjunto del cuerpo. Pero al tirar con la rienda directa, solo estás direccionando la cabeza y doblando el cuello mientras el bulto de los anteriores queda atrasado, o a veces adelantado, en un giro descompaginado. Al sentir esto los jinetes sienten que las riendas no están logrando lo deseado y empiezan a jamaquear su cuerpo en la montura como para dar inercia al caballo que está perdiendo el ímpetu.

Por lo tanto, hay que empezar por hacer el caballo entender que la señal principal para la vuelta sobre parado es la rienda indirecta sobre el cuello. En el periodo de enseñanza esto se repite hasta que el caballo no tenga duda del significado de esta señalización. Cuando el concepto es aprendido, se empieza a usar la pierna o espuela externa simplemente para pedir más velocidad cuando sientes que empieza a perder la energía. Es importante dejar de presionar cuando el ejemplar responde. Sino paras de usarlo cuando reacciona positivamente, estas confundiendo el significado de la presión externa. A la larga, si siempre pides cierta velocidad, el caballo llegará a entender que eso se espera de él y ya no hará falta la presión externa de pierna o espuela.

Por lo general en la vuelta sobre parado la velocidad debe ser ascendente. O sea, empiezas con un giro más lento para asegurar tener la mecánica y balance del giro bien establecido y aumentas la velocidad con cada giro. La diferencia no es exagerada, pero siempre debes ir de menos a más. Si empiezas muy acelerado el caballo puede salir de su posición balanceada y entonces empieza una serie de movimientos erráticos compensatorios que faltan de cadencia.

El caballo que sabe girar, solo necesita que el jinete le dé la señal de empezar y luego el jinete simplemente debe tratar de corroborar la dirección del giro poniendo más peso en el pelvis del lado adonde se dirige (esto lo haces con girar levemente la cintura lo cual también automáticamente girará levemente los hombros) para quedarse estático hasta que el movimiento se da por terminado al quitar la rienda indirecta del cuello y volver a poner los pechos hacia el frente. Estos cambios son casi imperceptibles para el público, pero serán muy notorias señales para el caballo.

Debo aclarar que hay una escuela dentro de las diversas clases de equitación que indican que el jinete debe siempre mirar al frente al efectuar la vuelta sobre parado, “spin” o “pirouette”. Yo soy del pensamiento que siempre debemos mirar en la dirección que le pedimos que vaya el caballo, porque esto hace cambios anatómicos en nuestro cuerpo que son señales complementarias a lo que solicitamos a nuestros caballos. Entre más ayudas usamos para indicar lo deseado, más clara será la comunicación entre jinete y caballo y se creará un lenguaje consistente entre la base de la comunicación entre el binomio a través de lo que el caballo percibe de donde se pone el peso de nuestro asiento.

Si miras muchos vídeos de vueltas sobre parado en la Rienda Chilena, en muchos casos parece que el jinete está trabajando más duro que el caballo. Es un error muy común que veo en esta disciplina y nace de la frustración de no ver una respuesta deseada de parte del caballo. Desgraciadamente, en el momento de la competencia ya no hay nada que hacer, porque la falta de comprensión del caballo de qué tienen que hacer para complacer a su cómplice de destreza, solo se puede enseñar en el arreglo preparatorio.

He aquí sale a reducir otra parte del problema. Es indispensable que los jueces entiendan qué es una ejecución técnicamente correcta de los movimientos en juicio. Si de diez puntos posibles, siete corresponden a la ejecución correcta del movimiento, y tres son premiar la velocidad en la cual el movimiento bien ejecutado se lleva a cabo, muchos de los puntajes que nuestros jueces están emitiendo son poco comprensible. Un binomio que entra a la metida de patas con un caballo con la cabeza tensa y elevada, y una boca abierta rechazando la presión del freno, al punto que incluso tuerce la cabeza a un lado para aliviar la presión, no debiera ameritar un puntaje de nueve. De hecho, cada vez que los jueces ven un caballo abrir la boca exageradamente, deben preguntarse si hubo exceso de fuerza en la señalización. De tomar estos conceptos avanzados de la equitación vaquera en cuenta, muchos puntajes de competidores podrían cambiar el orden de llegada.

Eso nos trae a otro factor que es importante que se tome en cuenta y es que ser un buen jurado no es un trabajo de popularidad. Hasta que no se eduque el público, muchos de los movimientos más aplaudidos por los espectadores podrán ser accionares vigorosos de parte del jinete que claramente muestran la prevalencia de la obligación por encima de la petición respetuosa. Un buen caballerista en un caballo vaquero conduce su caballo con respeto, solo pidiendo lo que el caballo entiende y sabe ejecutar. Se reconoce que en la espontaneidad de la vaquería puede haber momentos dados que en un instante se tiene que corregir el caballo para no perder el control de la res.

Pero lo fundamental de la rienda es mostrar los movimientos que un buen caballo vaquero requiere en un recorrido de movimientos predecibles. Los ejercicios son conocidos y es el deber de todo arreglador asegurar que el caballo sepa hacer el movimiento consistentemente con la mayor cadencia posible, de manera que al momento de la competencia solo tiene que indicar sutilmente cual es. Esto implica que las manos nunca deben alejarse del cuello de su caballo más de 10 cm (entre menos más fino es la conducción). Incluso, el dominio de conducir el caballo con una mano sería interesante que se implementara en una categoría aparte, ya que todo vaquero de verdad tendrá ocasiones de tener que usar una herramienta indispensable (lazo, garrocha, etc.) en una mano mientras guía su caballo en los trabajos de campo.

Ese es tema para otro día, pero lo que si nos hace falta perfeccionar más es exhibir la Rienda Chilena con el respeto que conlleva una instrucción previa y así no evidenciar muestras de rigor que obligan a nuestros caballos hacer lo deseado. De hecho, el mejor caballo vaquero es un compañero pensante que debe contribuir al conjunto de decisiones para hacer lo deseable con el bovino que tiene enfrente. Para eso él tiene que entender sus labores, sea en competencias demostrativas de sus dominio de movimientos básicos, o en labores prácticas vaqueras donde usa estos movimientos en el dominio de ganado de verdad.

Un fuerte abrazo a todos,

Randall

 

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