Por: Juan E. Easton H.
PRUEBA DE RIENDA CHILENA, “ANDARES”
La prueba de Andares, consistente en tranco, trote y galope, es muchas veces no considerada en su real dimensión hasta por los propios preparadores y competidores de esta disciplina. Muchas veces he visto que se subentiende que un caballo tiene buen, regular o mal tranco y listo, la cosa queda hasta ahí y se trabaja poco en mejorar esta situación. La puntuación de esta prueba es de tres puntos por cada aire más 1 punto adicional cuando los cambios de aire se han efectuado correcta y armónicamente. De esta forma el máximo de puntaje para esta prueba es de 10 puntos.
Si bien es cierto que un caballo tiene sus propias características, ésto no quiere decir que ellas no puedan ser mejoradas a través del trabajo. Está claro que a uno le gustaría un caballo innato en todo, pero eso ocurre muy pocas veces y por lo tanto hay que partir ojalá con una buena Morfología y después conocer las virtudes y falencias de nuestro caballo para ahondar el trabajo en las últimas y de esa forma llegar a tener un caballo equilibrado en cada una de las pruebas.
Volviendo a los andares, corresponde para mí a una prueba fundamental para poder lograr una buena presentación en un Movimiento a la Rienda. En primer lugar al comienzo hay tensión, tanto en el jinete como en el caballo, cosa que puede perjudicar tremendamente el desarrollo de esta prueba. Por ello es indispensable que el jinete entre muy concentrado a los andares y se preocupe de relajarse a si mismo como al caballo. Si se logra hacer un puntaje regular a bueno en esta prueba, el jinete entra con mucho más confianza a las siguientes. A la inversa, si lo hace mal en los andares es muy posible que eso ayude a perjudicar las pruebas que continúan . Échele una mirada al Movimiento en el Nacional del actual campeón de Chile. Observará que su yegua es muy buena en la mayoría de las pruebas pero no ejecuta el tranco. El jurado le dio 0 puntos en tranco y estoy completamente de acuerdo, en esta ocasión. Finalmente ganó lejos, pero imagine si hubiera perdido por uno o dos puntos como le hubieran penado los puntitos de la marcha o tranco. Gracias a Dios el trote y galope fueron óptimos. Si se fija bien, verá que la yegua no cometió faltas como sobrepaso ni lentitud, sólo que no ejecutó un tranco, había descoordinación entre las manos y las patas (no iban al mismo ritmo). Que quede claro que ésto no es una crítica, sólo un análisis que pueda ayudarnos a comprender mejor el tema en cuestión. A mi me parece que la yegua no sabe tranquear, más allá de que si es buena o mala para ello. La buena noticia es que cuando un caballo no sabe hacer algo, uno se lo puede enseñar. Así como se le enseña a girar, a entrar las patas, a galopar en postura etc., también se le puede enseñar a tranquear o caminar en forma armónica y pareja. Tal vez hay caballos que nunca lograrán una marcha de 3 puntos pero estoy seguro que cualquiera, por malo que sea para tranquear puede lograr dos puntos con una buena preparación.
La pregunta del millón, ¿cómo lo hacemos?
Reconociendo que uno se puede ayudar por ejemplo pasándole el caballo a un campero y que ojalá campee para los cerros y que dicho ejercicio le ayudará a mejorar la marcha, hay otras técnicas que si uno las aplica con paciencia y en forma metódica sin duda le ayudarán a mejorar el tranco de su caballo.
Así, cuando Ud. ensille su caballo y salga a trabajar o simplemente a pasear, no le permita que haga sobrepaso o trote. Cada vez que el caballo pierda el tranco, deténgalo y hágalo retroceder tres o cuatro pasos. Vuelva al tranco y cuando vuelva a suceder, repita y hágalo todas las veces que sea necesario hasta que el caballo entienda y se dé cuenta de que cuando él comete el error Ud. lo molesta deteniéndolo y haciéndolo retroceder y cuando no lo hace Ud. lo deja tranquear tranquilo. En el momento que el caballo lo descubra estará gran parte de la tarea ejecutada, después hay que seguir corrigiendo, pero generalmente las ocasiones son cada vez menores. La idea es que el caballo quede tranqueando armónicamente sin tener que llevarlo sujeto de la boca, es decir que el caballo a rienda suelta no pierda o cambie el tranco hasta que el jinete se lo pida. No es fácil, pero se puede, al igual que en todas las demás pruebas de la Rienda, cuando se aplican las técnicas adecuadas y se trabaja con paciencia. Debe quedar claro que estas prácticas deben ejecutarse sin violencia, son correcciones que el caballo entenderá en algún momento dependiendo de sus capacidades de aprendizaje.
Para la práctica del trote hay que sacar el caballo a trotar por largo rato sin permitirle que galope ni que se pare. Si galopa, lo para y lo vuelve a sacar al trote, todas las veces que sea necesario hasta que trote en forma continua, idealmente a rienda suelta. En la medida que el caballo reitere el ejercicio mejorará la calidad de éste para llegar finalmente a un trote parejo, con avance y tranquilidad, incluso con elegancia.
El galope debe ser tranquilo y controlado. Esto se logra también repitiéndolo y corrigiendo. Cuando el caballo se exceda en el ritmo, párelo y vuelva a un galope controlado.
La prueba de andares termina en una entrada de patas suave al igual que el galope que supuestamente debiera traer el caballo. Cuando el trabajo está bien efectuado el caballo pone sus posteriores con facilidad tras una leve indicación del jinete. No fuerce al caballo de la boca, lejos de ayudar causará un resabio más pronto que tarde. Si va a perder la paciencia con el caballo es mejor desmontarse y continuar en un momento de mayor tranquilidad.