En las más de dos décadas que han transcurrido, hay una mayor cantidad de caballos que logran tener sus ollares más bajo que sus ojos. La apertura de boca es menos exagerada, o en algunos casos excepcionales incluso, se mantienen cerrada como debe ser ante una petición cortés. Pero si bien es una obligación menos tenue, las riendas tensas aun no ponen la iniciativa plenamente en un caballo que entiende la petición y la lleva a cabo voluntariamente con deseo de complacer su amo.