Las cantoras campesinas son la tradición conocida más antigua del folclor chileno. Existen testimonios que provienen de 1830, del cronista y músico José Zapiola, donde se expone esta práctica musical protagonizada por dúos o tríos de hermanas que, acompañadas por guitarra, arpa y tormento, amenizaban diversos acontecimientos de la vida rural.

De esa tradición provienen Las Hermanas Acuña, también conocidas como Las Huasas Chillanejas y como Las Caracolito: hijas de una informal cantora campesina, doña Auristela Zambrano Romero, desde muy niñas Amanda y Elsa aprendieron el canto observando a su madre. Ella era una activa participante los “mingacos”, esto es, reuniones sociales realizadas a propósito de siembras o cosechas, donde quienes actuaban sólo cobraban la comida y la bebida. En ese contexto, ambas hermanas hijas comenzaron poco a poco a acompañar a su madre en segundas voces, hasta convertirse en cantorcitas adolescentes.

Según crónicas de la época, cierta vez que las niñas fueron poco aplaudidas en un teatro de su provincia, un muchachito que vendía sopaipillas y que las había oído cantar se les acercó para obsequiarles algunas, al tiempo que les decía: “Pa’ ustedes, ya que los jutres no las han festejado”. Las hermanas recordaban esta anécdota como el mejor homenaje que hubieran recibido en su historial en la música.

De Las Hermanas Acuña a Las Caracolito
En 1935, las jovencitas decidieron viajar a Santiago, consiguiendo actuar en escenarios de modesta categoría, sobre todo las casas de canto de los barrios más pobres de Santiago. El medio no resultaba fácil. Para entonces, los escasos grupos femeninos que cultivaban el folclor obedecían a una lógica distinta de las cantoras, aunque  ya existían figuras femeninas en la escena, como Las Cuatro Huasas o Las Hermanas Orellana, en los primeros tiempos del folclor instalado en la ciudad.

Con el triunfo del Frente Popular en 1938 se abrieron nuevos espacios, sobre todo cuando el gobierno promovió la grabación de discos promocionales por medio de la Dirección de Informaciones y Cultura, más tarde Dirección de Informaciones del Estado (DIC). Estas grabaciones estaban destinadas a la exportación a través de las embajadas, y entre otras artistas fueron convocadas Las Hermanas Acuña. A partir de entonces gestionaron varias grabaciones para el sello RCA Victor, con otra eminente figura de la música folclórica en la época, la cantora Derlinda Araya.

En 1944 fueron incorporadas al histórico disco Aires tradicionales y folklóricos de Chile, la antología de folclor publicada por el Departamento de Investigaciones Musicales de la Universidad de Chile, en la que también grabaron Las Hermanas LoyolaLos Provincianos y otros músicos, y que fue definido como un registro más puro de la música campesina chilena. Carlos Lavín, uno de sus gestores, lo expuso en su presentación: “Grabado por los mismos folcloristas (auténticos campesinos) a los cuales se recogieron esos aires, o bien intérpretes especializados en dicha observación”.

Poco después de esta publicación, Las Hermanas Acuña formaron un segundo conjunto, el trío Las Huasas Chillanejas, con la tercera voz de Elena Carrasco. Sin embargo no tuvo resonancia en el medio santiaguino, por lo que se rebautizaron como Las Chillanejas, alcanzado así un éxito mayor que se prolongó hasta el inicio de la carrera solista de Elena Carrasco, a su vez presentada como La Chillaneja.

Cuando Amanda y Elsa continuaron como dúo comenzaron a presentarse como Las Caracolito. Bajo esa denominación, o como Las Caracolitos en el disco Chillán Viejo (1959, junto al arpista Alberto Rey) mantuvieron un buen ritmo de grabaciones, con nuevos LP para RCA Victor: Las Caracolito (1960), donde volvieron a recoger temáticas ñublenses y chillanejas, Ña Amanda y ña Elsa (1965), ¡Cuecas pa’ que te cuento! (1967) o El agua rompe la piedra (1968). El favor del público les fue propicio hasta su disolución a mediados de la década de 1960. En nuestros tiempos existe una serie registros discográficos de este elenco central en el folclor, incluso en formato compacto y plataformas de streaming.

Fuente: www.musicapopular.cl

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