Por: Juan Easton Hevia
Había dejado varios temas flotando y hoy comenzaré con uno que verdaderamente no me agrada tocar pero que ya excedió todos mis límites. Aguanté 20 años y no hay caso, año a año se repite la historia con el jurado Sr. Gabriel Orphanopoulos, quien se ha dedicado a perjudicarme con alevosía, habiéndome dejado fuera de Clasificatorios, de Rodeos, de Rodeos de Criaderos, en forma grosera y cara dura. El problema con este individuo se origina en una lamentable determinación que tuve que tomar hace dos décadas al denunciar a su padre por haber cometido una falta grave deportiva y dicho está de paso me costó mucho hacerlo, toda vez que afectar a alguien es para una persona con principios, un problema, porque sabe bien lo que está haciendo. Es así que estuve casi un mes pensando si lo hacía o no. Mi cabeza me decía que debía hacerlo y mi corazón se compadecía de ello. Después de analizarlo y conversarlo con algunos consejeros tomé la decisión, incluso con el dolor que me producía.
Gabriel padre, con quien mantenía una buena relación, tomó una mala decisión al correr en un rodeo 3 veces a la mano uno de sus potros, situación que en el rodeo pasó inadvertida aparentemente. Esta situación para mi era y sigue siendo impresentable, algo que atenta contra el espíritu deportivo al igual que otros vicios que tocaré más adelante. Ese Champion del Rodeo de Pitrufquén del 2001, rodeo libre de alta concurrencia, tuve la suerte de terminar ganándolo junto a Gabito Gonzalez en mi collera mixta del Criadero, que completaba por primera vez, como dije en un Rodeo de alta competencia. Era para mi un gran logro de vida lo ocurrido y como habitualmente revisaba todos los videos donde participaba y algunos otros también, en este caso revisé repetidamente esta final y una noche de sábado, una o dos semanas después del Rodeo, noté que había visto atajar mucho a uno de los potros que corrían Orphanopoulos y Torres (quedaron finalmente segundos) y me pareció que había visto recién en el animal anterior al mismo potro corriendo a la mano. Retrocedí el video y lo corroboré. No lo podía creer, lo revisé tres o cuatro veces más. Me dormí cerca de las 5 de la mañana sin estar completamente convencido pese a haber comprobado fehacientemente que era así.
Al día siguiente revisé tres veces más el video y me tuve que convencer que lamentablemente la situación era efectiva. Días muy amargos viví después pensando que era lo que debía hacer. Lo más fácil, como se dice en buen chileno, era hacerse el Huevón, total, nadie sabía. El problema era, QUE YO SI LO SABÍA.
Tuve que decirme a mi mismo que si alegaba contra los malos dirigentes, las malas juras y las malas prácticas deportivas no podía dejar pasar ésto. Me angustiaba mucho afectar a una collera, especialmente porque era gente que conocía bastante y apreciaba, pero por qué debía estar angustiado yo si la falta la habían cometido ellos?
Esa convicción no me ayudó a dejar de pasarlo mal y después de varios días de análisis decidí denunciarlo, con todo el dolor que me causaba. Si no lo hacía no tenía derecho a alegar nada más ni a escribir mis columnas incluso ni a mirarme al espejo sin avergonzarme.
Me acerqué a un alto dirigente de Ferochi y se lo dije. Su primera reacción fue la duda, era lógico, pero le pasé el video y le dije que lo corroborara personalmente. Me llamó poco después y me dijo que lo había confirmado, que dirían que un Director de Ferochi lo había descubierto (para cubrirme las espaldas) y a los pocos días le cae EL CASTIGO A LOS INFRACTORES, perdiendo la opción de ir a Clasificatorios y seguir corriendo. Tenían ya dos colleras completas.
Personalmente seguí con una trucha atravesada en la garganta y el fin de semana posterior fue el Rodeo de Lautaro (mi casa en esa época). Estábamos ensillando bajo los pinos, habíamos 6 o 7 huasos y en eso llega Mariano Torres bien cabisbajo diciendo que se los habían cepillado etc, etc. Me acerqué a él y le dije. Mariano, lo lamento pero el que los denunció fui yo. Eso que hicieron no se hace, lo lamento.
Tengo que confesar que me sentía un Judas sin serlo y lo único que poco tiempo después me tranquilizó en parte fue que se me acercó un huaso de la zona de ellos (Linares en ese tiempo) y me dijo: Tranquilo Juanito, esto lo han hecho por allá varias veces.
Con Gabriel padre indudablemente se produjo un quiebre inevitable y me dijo y nos dijimos
varias cosas. En una ocasión concertó una reunión conmigo a través de un amigo que tuvo dimes y diretes, él nunca reconoció haberlo hecho a sabiendas y yo siempre estuve y sigo estando seguro que estaba consciente de lo que había hecho. No pasó mucho tiempo y volvimos a saludarnos y a conversar. Cuando se ganó el Champion de Chile el 2004 yo estaba muy contento.
Fui un par de años después a un rodeo en Longaví, donde él era dueño de casa y se preocupó de acercarse a saludarme, de ofrecerme las facilidades que necesitara incluso me invitó a alojar a su casa cosa que caballerosamente decliné. Eso fue el año 2005, a 4 años de lo sucedido. Después de eso siempre hemos mantenido una relación cordial, tenemos además amigos en común.
Sin embargo, su hijo jurado, me tomó un odio parido, perjudicándome groseramente en reiteradas ocasiones. La verdad es que comprendo en parte esta actitud de hijo, incluso puedo disculparla, hasta perdonarla, pero 20 años de persecución es mucho. Lo que me es imposible perdonar es la persecución que le ha hecho a mi hija, desde muy niñita. ¿Qué tiene que ver ella?
Tenía 3 años cuando esto ocurrió. Además la culpa está claro de quien es.
Gabriel hijo, tú debes saber cómo les dicen a los que abusan de las mujeres y especialmente a las niñitas.
Yo jamás podría afectar a alguna de tus hijitas (si es que las tienes) o tus niñitos.